LA PRIMERA PELÍCULA ECOLOGISTA DEL CINE ESPAÑOL
El espíritu ecologista hizo su primera aparición en el cine español durante la década de los cincuenta. Aunque pueda resultar sorprendente la película 'El último caballo' (1950), dirigida por Edgar Neville, se adelantó en el tiempo con su crítica a una ciudad -Madrid- saturada de vehículos y su defensa de una vida más lenta que apostaba por recuperar espacios para la naturaleza, que ya empezaba a ser desterrada de las calles.
Protagonizada por Fernando Fernán Gómez, esta historia presentaba las peripecias de un soldado de caballería que, al licenciarse, se marcha a vivir a la ciudad. Pero no lo hace solo. Le acompaña su fiel caballo, al que ha decidido adoptar ya que el regimiento va a ser motorizado y por tanto van a deshacerse de los equinos, vendiéndolos para ser utilizados probablemente por picadores en las corridas de toros.
Con este punto de partida Neville construyó una comedia sobre la convivencia imposible entre hombres y animales en la gran ciudad. Una sátira plagada de situaciones curiosas, como la falta de espacio para acoger un caballo en un bloque de viviendas, o los problemas a los que se enfrenta el protagonista cuando trata de alimentarlo o quiere acudir a su trabajo en la oficina cabalgando por plena Gran Vía.Aunque su discurso fuese algo naif y algo idealista para su época, el tiempo ha acabado dándoles la razón. Además de su visión animalista, hoy puede considerarse a este título como un precursor del movimiento "slow life".


