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Mostrando entradas de abril, 2023

BUSCANDO PISO DESESPERADAMENTE

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La película En los márgenes  es el testimonio más reciente del drama de los desahucios en la gran pantalla, una situación con la que tristemente nos hemos familiarizado en los últimos años. Gracias al cine podemos seguir la pista a conflictos y demandas sociales como ésta, que ha aparecido como trasfondo en la ficción más de una vez. En 1958  El Inquilino , de José Antonio Nieves Conde, puso cara a esta dura realidad. Eligió un rostro muy conocido, el de Fernando Fernán Gómez (ya una estrella en aquella época), en la piel de un padre de familia desesperado que tiene sólo tres días para encontrar una casa antes de que echen abajo la suya.   Sin trabajo fijo ni ahorros suficientes, con cuatro hijos y una cuadrilla de operarios lista para demoler su edificio, cada minuto cuenta. El protagonista recorre la ciudad de cabo a rabo y agota todos los recursos para evitar verse con sus muebles y su familia abandonados en plena calle. No desperdicia ni un segundo en su odisea por un Madrid de co

QUÉ NOS PASA CUANDO HAY SEQUÍA

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La sequía causa estragos en nuestro país.  Su cara más visible la vemos a menudo en los medios de comunicación con la falta de agua en los embalses o  su huella sobre la agricultura, pero también nos afecta a los seres humanos. Genera un amplio abanico de emociones que van de la angustia y la desesperación al nerviosismo, la intranquilidad o el insomnio. Lo dicen varios estudios que alertan de cómo los períodos de sequía prolongada aumentan la depresión, el estrés y la probabilidad de sufrir otras enfermedades, sobre todo entre la población rural, la más afectada por una situación a la que también se ha acercado la gran pantalla. Aunque no es un tema habitual   en la ficción   está presente desde hace casi un siglo cuando La aldea maldita (Florían Rey, 1930) fue una de las primeras películas españolas en poner el punto de mira en una realidad que amenaza la supervivencia de los pueblos. La ausencia de precipitaciones y su efecto nefasto sobre las cosechas provoca en el filme una emigr

LA PELÍCULA QUE COLÓ EL CATALÁN EN LOS CINES DURANTE EL FRANQUISMO

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Uno de los objetivos que perseguimos es rescatar películas que, si bien no destacan por sus méritos artísticos, merecen ser recordadas por su papel dentro de la Historia, ya sea dentro del cine o de nuestro devenir como país. El Judas (1952), un trabajo menor de Ignacio F. Iquino, olvidado y descaradamente maniqueo en su visión estereotipada del bien y el mal, es uno de esos largometrajes que casi nunca aparece en los manuales y que, contextualizado en su momento concreto, nos permite entrever algunos aspectos avanzados. Este filme es un claro ejemplo de cómo, en plena dictadura, desde la pantalla se promovieron algunos intentos de apertura en una España con las libertades  limitadas. La cinta no tiene grandes interpretaciones ni un guión memorable. Pese a su cuidada fotografía influenciada por el neorrealismo (con una estética que incluso roza lo tenebrista para potenciar el aura religiosa de la trama) resulta plana en muchos momentos y es bastante previsible en su planteamiento y su

MODA PARA TODOS LOS CUERPOS Y EDADES

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¿Qué  ocurre  con  los  papeles  que  desempeña  una  actriz  cuando   alcanza  la  madurez ?   ¿S e  refleja  en cómo  viste  en  sus   películas?  Los cuerpos no normativos y la edad no fueron un límite para que actrices muy populares del cine de los años sesenta pudieran escapar de los estereotipos e incluso mostrarse sexys o igual  de  elegantes que sus compañeras más   jóvenes. En un momento en el que el concepto de moda inclusiva quedaba muy lejos, ser mayor no era sinónimo de evitar las tendencias o de no buscar alternativas para destacar en la pantalla. Pero no nos engañemos, no era lo habitual. Hay algunos ejemplos de películas y actrices (escasos, la excepción nunca fue la norma en la España gris del franquismo) donde el vestuario desafió lo establecido. Veamos de qué manera. Una vez superados los cincuenta era prácticamente imposible que a una mujer se le ofreciera ser la protagonista. Quedaban limitadas a apariciones secundarias como madres, abuelas o tías (por supuesto con