¿POR QUÉ TANTAS PELÍCULAS USAN AL LOBO EN SU TÍTULO?


¿Por qué el LOBO es el animal que más aparece en los títulos de las películas españolas? Lobos, loba, lobitos, entre lobos, cualquiera de sus variantes se repite en los nombres de filmes más y menos conocidos de nuestra historia cinematográfica del último medio siglo. Son más de una veintena, la mayoría dramas o cintas de terror y suspense, aunque hay sorpresas de lo más inesperado.
Porque junto al thriller Lobo feroz (que adapta un taquillazo del cine israelí de hace una década) está el documental sobre Kiko Veneno Un día Lobo López (tal y como se llamaba su inolvidable canción, escrita en 1992 bajos los efectos de un supositorio). Se trata de dos producciones recientes, de las últimas en llegar a las carteleras siguiendo esta tendencia. Durante el año pasado tampoco dejó de sonar Cinco lobitos, de Alauda Ruiz de Azúa, el título con mayor tirón y el de mayor éxito en la última temporada de premios. Recurre a la famosa canción de cuna para lanzar preguntas nada edulcoradas sobre la maternidad. 
Deconstruir los estereotipos de género asociados a los cuentos tradicionales inspira ésta y otras historias "lobeznas". De Caperucita a Loba es una comedia coral que supone la adaptación cinematográfica del famoso texto teatral del mismo título escrito por Marta González de Vega. La autora también lo interpreta en su salto a la pantalla, que se ha encargado de dirigir Chus Gutiérrez.
Por otro lado, el lobo es un emblema de determinados comportamientos humanos con una larga tradición en la literatura. La frase del filósofo Thomas Hobbes "El hombre es un lobo para el hombre" toma forma en la pantalla como reflejo de nuestro instinto agresor y violento. La figura del "lobo solitario", que actúa sin ayuda, de manera independiente y vive en soledad y aislado de los demás, tiene su equivalente en determinados personajes. Mikel Lejarza, alias 'El lobo', fue un agente de los servicios secretos que se infiltró en ETA con la intención de dinamitar a la banda terrorista desde dentro. Su relato se aborda en la película del mismo nombre protagonizada por Eduardo Noriega en 2004.

Al lobo recurren clásicos de la década de los setenta como Ana y los lobos (Carlos Saura) y El bosque del lobo (Pedro Olea), que usan a este animal como elemento metafórico del comportamiento de sus protagonistas, que viven en la naturaleza y son nómadas (el filme de Olea), o por el contrario se caracterizan por su espíritu depredador y su crueldad (Saura).

Pero también hay espacio para visiones más positivas, la de la camada que acoge, protege y cuida de Juan José Ballesta en Entre Lobos (2010). El actor convivió con estos animales en plena naturaleza para interpretar a Marcos Rodríguez, el niño-lobo, un personaje real que se crió junto a estas criaturas sin ninguna otra presencia humana durante doce años en la posguerra.


Paul Naschy (Jacinto Molina) es el hombre-lobo mítico del cine español y mundial. Probablemente sea el actor que más veces lo ha encarnado en decenas de películas de terror, alguna de las cuales llegó a dirigir, como El retorno del Hombre Lobo (1981). Su bautizo en el papel fue con La marca del hombre lobo (1968) y se especializó en él con sus sucesivas apariciones en la pantalla durante varias décadas, un reclamo que le hizo célebre incluso fuera de nuestras fronteras.



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