GUÍA DE CINE DE LA BARCELONA NEGRA

Recorremos Barcelona a través de cinco clásicos del cine negro español, un género que despunta en la década de los cincuenta y convierte a la ciudad en el escenario habitual de sus tramas.


El cine español supo adaptar los códigos y las estructuras del cine negro norteamericano a las características de la producción nacional sacando un excelente partido de los escenarios naturales.

Con el estreno en 1950 de Apartado de Correos 1.001 (Julio Salvador) y Brigada criminal, (Ignacio F. Iquino) se inicia una cambio en los parámetros del cine criminal rodado hasta la fecha, apostando por el rodaje en exteriores, la ambientación realista y una realización dinámica que beneficia a la credibilidad de las historias. 

La inspiración vino a su vez del Neorrealismo italiano, que hizo de ese realismo de las aceras, los tranvías, las viviendas y los patios de vecindad una de sus principales señas de identidad.
Se explotaron algunos rincones poco vistos hasta entonces. Las calles, los ambientes y la vida cotidiana de la capital catalana desfila ante la cámara. El vaivén de las Ramblas, el murmullo del tráfico y el rumor de los juegos infantiles que estalla en los barrios de nueva creación se cuelan en las escenas.

Sin necesidad de recurrir a sus iconos más reconocibles como la Sagrada Familia, la estatua de Colón o la Plaza de Catalunya, Barcelona presta su cara más desconocida a estos títulos. La productora Emisora Films, radicada en la ciudad condal, fue la responsable del éxito de esta corriente del "noir" español que mantiene su interés pese al paso de los años.

Se recurre a espacios poco habituales como edificios en construcción: el esqueleto del todavía no finalizado hospital Vall d'Hebron sirve para situar el espectacular final de la película Brigada criminal, aunque curiosamente no se indica su verdadera ubicación y se le hace pasar por un bloque aún en obras de Madrid. 
Apartado de Correos 1.001 nos regala un extraordinario viaje en el tiempo por la antigua oficina central de correos o la redacción del diario La Vanguardia, antes de resolver su misterio en el antiguo frontón y parque de atracciones (hoy desaparecidos) que ocupaban el lugar de la actual Sala Apolo.

Otro final memorable, el tiroteo en los andenes de A tiro limpio, se rodó en el interior de la estación de metro de Lesseps. El último plano, con el cadáver en las escaleras mecánicas, es homenajeado en French Connection, filme americano realizado en Nueva York años después. 

Las fábricas, el barrio industrial y el puerto de Barcelona abren Los atracadores (Francisco Rovira Beleta), y los descampados, chimeneas y las primeras viviendas levantadas en el distrito de Nou Barris se recorren en el comienzo de A sangre fría.


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